5 Errores a evitar para meditar bien
David Brossa
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Meditar es todo un arte que se aprende y se perfecciona con mucho tiempo de dedicación. Justo este artículo está pensado para que evites los errores más comunes al empezar a meditar. Si evitas estos errores, no sólo aprenderás a meditar más rápido, si no que también podrás disfrutar cuanto antes de los beneficios que el mindfulness tiene por ofrecerte sin tener que invertir tanto tiempo ni esfuerzo.
Además, de primera mano conozco todas las dificultades que se presentan al iniciarse en la meditación. Durante años hice varios intentos de meditar sin éxito, y justamente esto es lo que me ha hecho entender qué es lo que falla y cómo corregir estos problemas.
1. Frustrarte por distraerte en la meditación
Este es el problema más común en principiantes; frustrarse ante una distracción. Cuando te frustras, entras en un espiral en el cuál cada vez te cuesta más centrarte y por lo tanto te frustras más. Esto puede hacerte finalizar en seco la práctica de meditación y que incluso no vuelvas a intentar meditar más.
Las distracciones vendrán inevitablemente durante la meditación, sean distracciones externas como ruídos o distracciones internas como pensamientos o sensaciones incómodas. La única forma de salir de este bucle es que cada vez que te hayas distraído, volver a centrarte en la meditación y felicitarte por haber sido capaz de concentrarte de nuevo.
Recuerda que meditar es un ejercicio de reeducar tu mente y centrar la atención a donde deseas. Reeducar el cerebro requiere práctica y ante todo, paciencia.
2. No definir tu motivo para meditar
Con el tiempo te das cuenta de que meditar es algo más que una actividad para relajarte o distraerte. Meditar con frecuencia te ayuda a obtener una perspectiva más profunda sobre las cosas que te suceden y del mundo que te rodea.
Los efectos de las meditaciones se vuelven mucho más poderosos cuando dedicas un tiempo antes a pensar en qué quieres obtener. Algunos de los objetivos de meditar pueden ser: tener más paciencia, aprender a juzgar menos, impedir que me afecten tanto las críticas de los demás, aceptar la soledad…
También una forma de cumplir tus objetivos puede ser escuchar meditaciones que contengan tus objetivos específicos. En nuestra web de meditaciones puedes encontrar meditaciones guiadas de todos estos temas y muchos más.
3. No escoger adecuadamente un momento o espacio meditar
Para desarrollar un hábito de meditar y beneficiarte de sus beneficios a largo plazo, una buena recomendación es asignar un lugar y un momento del día en el cual meditar. De esta forma, tu cerebro relacionará ese momento y lugar con la meditación.
Además, esto es muy eficaz para hacer un ritual que te haga ser consciente de la actividad que vas a hacer y poder reflexionar sobre el propósito de la meditación que vas a hacer.
Procura escoger un lugar tranquilo, que no tenga muchos ruídos ni distractores externos. También, debería ser un lugar accesible fácilmente y disponible en tu vida rutinaria. Un ejemplo de escoger un mal lugar para meditar, es meditar en la playa viviendo a media hora en coche de la playa. Y no hay nada malo en meditar en la playa, pero en este caso, deberías hacerlo ocasionalmente y no marcartelo como lugar habitual para meditar.
A la hora de escoger el momento de meditar, debes tener en cuenta que sea un momento que puedas repetir recurrentemente. Un pequeño espacio de 10 minutos tras despertarte, puede ser una mejor idea que alternar meditaciones en distintos momentos del día.
4. Tener grandes expectativas en los resultados de la meditación
El buscar relajarte o querer estar totalmente concentrado en la meditación te puede frustrar mucho. Es mejor que rebajes las expectativas al meditar y simplemente te dispongas a dedicarte un momento a parar, desconectar del mundo exterior y centrarte en tí.
No todas las veces que medites tendrás una experiencia totalmente reveladora o innovadora. Enfócate en percibir pequeños cambios o ideas, en redescubrir las pequeñas piezas del mundo que te rodea. Por ejemplo, aunque inicialmente no parezca muy atractivo agradecer una suave brisa de viento, con el tiempo puedes empezar a valorar más todo lo que la naturaleza te ofrece cada día.
Un ejemplo de expectativas grandes e inadecuadas sería conseguir una gran harmonía mental en cada meditación. Es bueno marcarse objetivos, como decíamos antes, pero deben ser objetivos a largo plazo que puedas conseguir con pequeños cambios en cada práctica de meditación. Quizás, agradecer una sonrisa que te han dedicado, pueda ser el primer paso para disfrutar más de las relaciones sociales
5. Juzgar o rechazar tu experiencia al meditar
Como decíamos antes, durante las meditaciones suelen aparecer sensaciones incómodas o pensamientos incómodos. Cuando eso suceda, intenta quitarle etiquetas a estas sensaciones o pensamientos. Es decir, en vez de quejarte de la experiencia que estás teniendo en la meditación o ponerle un adjetivo, trata de decir simplemente lo que es. Por ejemplo, si estás pensando en la reunión del trabajo de mañana, pueden aparecer adjetivos como nervioso o desagradable. Aceptar tu experiencia al meditar, implica que cuando te venga este pensamiento simplemente te digas: «sólo es un pensamiento». «No es ni bueno ni malo, ni agradable ni desagradable».
Intenta tener una mentalidad más abierta y acepta que aunque algo sea incómodo, no tiene por qué ser algo negativo para tí. Podemos aprender incluso de las experiencias desagradables, ya que son una oportunidad para practicar nuestra paciencia y concentración. Pulir estas habilidades ante experiencias incómodas, te acercarán progresivamente a un estado de mayor bienestar y plenitud.